viernes, 24 de octubre de 2014

Ya tengo novio.

Rondaba en la esquina
de la calle aquella
la pobre luz de un cigarro
en la noche serena.
¡Ya está ahí!
¡Ya me espera mi novio!

La niña no ha dejado de asomarse
cada minuto a la puerta.
¿Dónde está?
¿Por qué no llega?
Su padre le sonríe y dice:
«¡Ay mi niña, que de amor está llena!

No desesperes,
seguro que estará acabando la faena.
La jornada del campo es larga:
empieza con la luz del alba
y acaba con sus estrellas.»

«Padre, ¿crees que hoy no vendrá?
A veces se le hace tarde
y no viene, le da vergüenza.»

A la niña no le importa que sea tarde.
Ella solo quiere verlo a su vera,
y se asoma cada minuto a la puerta,
pero solo ve la noche
en la esquina de la calle aquella.

Vuelve a entrar en la casa
y entorna solo un poco la puerta;
sabe que volverá a salir
antes de que se dé cuenta.
Los minutos no pasan;
se hace larga la espera.

Se retoca el carmín
de sus estrenados besos
y siente mariposas que revolotean
mientras se estremece todo su cuerpo.

El moreno de sus amores no llega;
otra noche que no viene;
otra vez que se queda compuesta;
y hoy estrena vestido
vestido que se ha hecho ella.

Vuelve a asomarse a la puerta de nuevo
y esta vez brillan diferente las estrellas.
Ronda la luz de un cigarrillo.
¡Su novio la espera!

Centro de Promoción de la Mujer de Peñarroya-Pueblonuevo

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