sábado, 5 de abril de 2014

Cuatro poemas de Avelina Mellado.

AUSENCIA

Siento el silbido del viento,
siento las olas del mar,
te tengo en mis pensamientos,
pero tú no volverás.

Te siento en las madrugadas
y al caer la tarde estás,
te tengo en mis pensamientos,
pero tú no volverás.

Con el susurro del viento
pareció escuchar tu voz,
pero sonaba tan lejos
que solo sentí un rumor.

SUEÑOS 

La tarde ya se ponía,
El sol dejó de brillar,
tú sigues allí en la orilla,
jugueteando en el mar.

Las olas estaban en calma,
todo era oscuridad,
tú solo y tus pensamientos
junto a la orilla del mar.

Ves pasando las estrellas,
se reflejan en la mar,
pero vives tan absorto
que ni cuenta tú te das.
Me miras a mí un instante
y vuelve la realidad.

OSCURIDAD

Oscura estaba la noche,
oscuro se encuentra el día,
con el sol resplandeciente
oscuridad yo sentía.

Pureza, amor y deseo,
todo era luz y alegría.
Quisiera tenerte cerca,
esperar un nuevo día.

Quiero correr, saltar, volar al infinito,
escapar de este mundo tan austero
donde todo es dinero, egoísmo, fantasía,
nunca amor sincero ni armonía.

PRIMAVERA

La primavera embellece
el paisaje y el amor:
los árboles con sus flores,
el amor con su dulzor.
Los niños juegan, ríen, cantan,
el abuelo da su amor.
El río baja corriendo
entre los juncos en flor,
y los pájaros cantando
entre susurros de amor.

Avelina Mellado
Aldea de Cuenca

Dos poemas de Dori Castillejo.

CON SOLEDAD

Tú eres mi vida,
tú eres mi amor,
te quise tanto
que te di mi corazón.

Pero la vida quiso
alejarme de tu lado
y me quede sola
y sin tu amor.

Quisiera tenerte cerca
en mis noches tristes y solitarias,
ahora cuando mas te necesito.

Ahora que te he perdido,
no quiero amar:
quiero mi soledad.

EL GIRASOL

Buen ejemplo el de las flores,
las flores de girasol:
todas miran hacia oriente
con igualdad y con amor.

Qué envidia me da al verlas
tan hermanas y tan unidas,
cosa que los hombres no imitamos
y, así, son tristes nuestras vidas.

Por eso, hombres conscientes,
seres que tengáis amor,
imitad por bien de todos
a la flor de girasol.

Dori Castillejo Sánchez
Aldea de Cuenca